Consciencia femenina: Un camino, una elección
Por mucho tiempo hemos vivido dormidas, con los ojos vendadas, la boca amordazada y los oídos tapados, siguiendo voces, ideas y guías externas para no ver, escuchar y expresar nuestra verdad.
Despertar es la nueva forma de protestar sobre nuestros derechos, no solo femeninos, sino humanos. Derecho a elegir y construir con total autonomía nuestros pensamientos, nuestras ideologías, nuestras creencias, y como consecuencia nuestras vidas.
Las protestas que apelan a la violencia, a la competencia, a la contradicción y la lucha solo generan más de lo mismo. El autoconocimiento para alcanzar el discernimiento y entendimiento propio es el mayor acto de rebeldía. La consciencia es la nueva revolución.
Despertar también es identificar las capas de “maquillaje”, “vestuarios”, posturas, actitudes, creencias y paradigmas que hemos adaptado pensando esto nos aseguraría aceptación, validación, amor. Y es que, en realidad, absolutamente todos buscamos lo mismo: amor consciente y expansivo. Sin embargo, paradójicamente, hacemos todo para alejarnos de el, lo evitamos por que hemos adoctrinado paradigmas separatistas que no nos han enseñado a amarnos ni a amar a otros; tristemente nos han enseñado todo lo contrario.
Ahora sabes lo liberador que es atreverte a ser tu misma, a iniciar y cultivar tu consciencia femenina para vivir con intención, consciencia y autenticidad. La vida está llena de posibilidades y hemos sido nosotras que nos hemos complicado nuestra propia existencia al reprimir nuestra verdadera esencia.
Es momento de reconocer y honrar todas y cada una de las decisiones y acciones que hemos tomado en nuestras vidas; cada una de ellas nos han traído a este momento excepcional en el que empezamos a despertar, a vernos a nosotras mismas, a reconocernos y a reconocer a los otros como iguales.
¿Ves cómo van cayendo los muros que nos separan?
Cambiemos las luchas internas por la paz y el amor con nosotras mismas, el reflejo en nuestro mundo externo será lo mismo.
A la célebre frase “el amor lo cura todo”, te invitamos añadirle el transformador elemento de la consciencia… El amor y la consciencia lo curan todo.
¿Consciencia de qué? Consciencia de mí misma para luego ser consciente del otro, del todo. A medida que me descubro y re-conozco, amplío mi perspectiva de quién soy y de todo lo que me rodea.
Consciencia de mis patrones mentales, emocionales y hábitos diarios que determinan la vida que llevo; consciencia de mis elecciones y como estas han sido influenciadas. Consciencia de lo que me limita y de lo que me expande para ir hacia la segunda opción, cada vez con mayor frecuencia.
Consciencia de lo que pongo en mi cuerpo, en mi mente, en mi corazón, en mi espíritu... en mi vida. ¿Me nutre? ¿Me honra?
Sin darnos cuenta, arrastramos una identidad que fue formada en nuestra niñez y adolescencia, y que hoy no hace mérito a las mujeres en quienes hemos evolucionado. Es nuestra responsabilidad romper moldes de identidad colectiva para rescatar la verdadera esencia femenina desde la individualidad y así sanar la colectiva.
Si yo sano, sanamos todas y todos; así de fuerte es el amor consciente.
¿Amor a quién?
Amor a mi misma para aprender a amar a otros. Lo que hemos aprendido del amor y las relaciones personales también es sumamente cuestionable; afortunadamente estamos en capacidad de transformar la dinámica de nuestras relaciones al permitir que nuestra relación con nosotras mismas evolucione desde la auto conexión, el auto cuidado y la autoimagen para simplemente dejarnos ser. Un amor consciente deja ser al otro, y para dejarlo ser, empiezo a dejarme ser primero. Desde ahí no solo reflejaremos y construiremos relaciones más conscientes, si no que también somos promotoras de un cambio de paradigma colectivo que hemos cargado por generaciones. Seamos propulsoras del cambio de la historia.
¿Cómo? Reescribiendo tu propia historia.